May 23, 2009

Arquitectura del futuro y un nombre que lo estropea todo

Buscando un asunto sobre el que escribir, decidí probar con The Only Busqueitor, apartado Images, y elegí la palabra "apocalíptico" segura de que pronto encontraría un contenido freak sobre el que hacer rugir las teclas. Yes. Ahí estaba.



La cosa en sí no es freak, al revés, a primera vista parece buena idea. Lo freak es el nombre que le han puesto. Se trata, como explica el link donde lo encontré, de la ciudad flotante en la que el arquitecto Vincent Callebaut cree que podríamos vivir en torno al año 2100, imaginando un futuro apocalíptico en el que el hombre habría destruido gran parte del medio ambiente. Lean más sobre el particular si así lo desean.

Estas ciudades acuáticas han recibido el absurdo, muñequil y gomoso nombre de Lilypads. Lilypads, repito a fin de hacer mayor énfasis. Se puede llamar Lilypad a un sucedáneo de Nancy, Barbie o Bratz. Se puede llamar Lilypad a un nuevo gadget para guardar, sujetar, decorar, pegar o pisotear el móvil. Se puede incluso llamar Lilypad a una nueva chuchería blandurria, rosa, morada, amarilla o verde, con mucho azúcar por encima, y para terminar (aunque caben infinitas posibilidades), uno puede llamar Lilypad a su propio perro, aunque es un poco ridículo (si llamar a un perro así es ridículo, imagínense llamárselo a una ciudad acuática. Semejante denominación no se puede sobredimensionar. Está hecha para cosas pequeñas, por definición).

Llámenlas Aquacities, Oceanópolis, WaterVilles o algún otro nombre de notable entidad (sí, indispensable que sea en inglés la movida del nombre), pero ¿¿Lilypads??

"Me he comprado un apartamento en Lilypad" suena a coña, o a jueguito de Pin y Pon, sinceramente.

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